ATENCO EN LA ÉPOCA ANTIGUA[1]
Hay evidencias de ocupación en el lugar desde el Preclásico, aunque todavía no ha sido posible identificarlas mediante excavaciones arqueológicas controladas, dichos materiales has sido encontrados en colecciones particulares. La primera ocupación registrada mediante sondeos estratigráficos corresponde al Clásico (ca.200-650 d.C) y al Epiclásico (ca.650-900 d.C). En cuanto al Posclásico (ca.1000-1521), los materiales hacen referencia a una ocupación Matlatzinca y Mexica, asociados principalmente a una ocupación de tipo rural o de subsistencia (zonas de cultivo agrícola).
La evidencia arqueológica en San Mateo Atenco, descubierta, remite al periodo comprendido entre el 450-650 d.C, conocido como el Clásico tardío o Terminal. Las excavaciones dan cuenta de aspectos de la vida cotidiana de esta población, cada artefacto encontrado da cuenta de ello.
A grandes rasgos se puede decir que pasaba a diario; dentro de la vida cotidiana convergen, en distintos niveles, lo sagrado y lo banal, lo propio con la otredad, lo privado con lo público, los espacios laborales con los domiciliarios, lo cercano con lo lejano; de la misma forma la vida cotidiana refiere a la manera en la cual las prácticas se ejecutan, es decir, la descripción de las actividades desarrolladas por los sujetos en el diario vivir, "las maneras de hacer" y "dejar pasar" la vida. En este sentido los sujetos tanto los objetos están relacionados dialógica y bilateralmente, en esta relación dialógica y de igual a igual entre las personas y las cosas, las vasijas encontradas en la excavación tienen una trayectoria de vida, que inicia desde su concepción durante el momento de su invención por parte de los agentes, pasando por su manufactura, función, uso, continuando con su incorporación al contexto (capas de relleno, basureros, fosas funerarias, ofrendas, etc.) hasta su llegada al presente como objeto de estudio de investigación arqueológica.
A partir de lo mencionado se puede dividir las actividades del domicilio en dos niveles a) el nivel "terrenal", donde se llevaron a cabo las prácticas de preparación de alimento, así como las de calefacción en la vida diaria; y b) las "subterráneas", relacionadas con las ofrendas asociadas a elementos arquitectónicos (pisos y muros), y la inhumación de individuos debajo de los pisos de unidades habitacionales. A su vez, dichas prácticas pueden ser vistas desde dos perspectivas, una a nivel de pozo y la otra al de sitio. |
VASIJAS USADAS COMO TLECUILTONTLI O TLECUILESLa función de los tecuiltontli eran básicamente dos: la primera está relacionada como un espacio conformado por tres piedrasdonde, posiblemente, se llevaban a cabo prácticas culinarias de preparación de alimentos; mientras que la segunda pudo estar relacionada con procesos de calefacción de las habitaciones o con alguna función para recalentar la comida.
Como se ha mencionado anteriormente, existen varias posibilidades respecto al uso que se le dio a las vasijas denominadastlecuiltontli. Considerando las condiciones climáticas y el entorno en el cual los habitantes de San Mateo Atenco vivieron durante la época prehispánica, es decir, un ambiente húmedo y frío durante el invierno característico de la zona lacustre del valle de Toluca, resulta lógico pensar que la función de los tlecuiltontli estaba asociada a la calefacción de las habitaciones. La localización de estos artefactos así lo sugieren, ya que al parecer, por “sentido común”, de la manera en que lo aborda la teoría de la cotidianidad, y apelando a la lógica y a lo "normal" de las prácticas cotidianas, se ubican al centro de los cuartos, cuando son espacios pequeños y reducidos, y cuando se trata de espacios más amplios pueden existir varios distribuidos en la habitación. Es posible sugerir que las primeras brasas que se colocaban en el tlecuiltontli provenían de los tlecuiles localizados en la cocina y en donde sí se quemaba leña de dimensiones mayores que pudieran dejar brasas, posteriormente dichas brasas eran transportadas en fragmentos grandes de cerámica hacia los rescoldos localizados al interior de las habitaciones, donde eran alimentados o mantenidos con pequeñas ramitas o con algunos otros combustibles de dimensiones menores. Quizás esta sea una de las razones por las cuales varios fragmentos de cuerpos de ollas presentan manchas blanquecinas o restos de carbón al interior. |